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Cerámica

Dentro de las artes plásticas cubanas, la cerámica destaca como una de las más antiguas y autóctonas. Desde los inicios de la historia de esa nación los aborígenes utilizaban piedras y barro para construir sus vasijas e instrumentos de trabajo necesarios para subsistir.

Como es lógico eran totalmente empíricos pero lograron darle una durabilidad a sus obras que ha permitido conservar algunos ejemplares hasta la actualidad. Con la época de la conquista española se fueron introduciendo otros elementos en la cerámica cubana con la introducción también de la alfarería.

En un primer momento construyeron tinajones para almacenar agua, vino y otros líquidos y llegaron a hacer tubos para el traslado de agua de un sitio a otro. La historia de la cerámica en la isla ubica sus inicios oficiales en la década de 1940. En lo adelante se fue combinando con la pintura para lograr mejores decoraciones y así creó la unión de varios artistas del país.

Esta modalidad de las artes pláticas fue evolucionado en el país desde lo utilitario hasta lo sencillamente bello con fin decorativo y de ornamentación. En varios hogares e instituciones de la isla hay obras de artistas de renombre en el mundo del arte y de otros que no son tan reconocidos a nivel nacional pero que de sus manos salen materiales que demuestran cubanía y amor por el arte.

Muchos de los exponentes de la cerámica nacional tienen un reconocimiento en el mundo artístico y sus obras y la sus antecesores se conservan y exponen en el Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea, ubicado en La Habana.