El Tinajón

El Tinajón camagüeyano
El Tinajón camagüeyano

El Tinajón y su historia

Una vez que fue establecida definitivamente, el 6 de enero de 1528, la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, la población se vio obligada a buscar una solución ante la seria dificultad que enfrentaban con el agua.

Esta Villa estaba rodeada de abundantes tierras arcillosas con un barro de excelente calidad, el cual constituyó la materia prima necesaria para la elaboración de los primeros recipientes destinados a almacenar el preciado líquido.

Se plantea que el origen del Tinajón es andaluz y que por aquella tierra se usaba para la conservación de los aceites, especialmente el de oliva.

De esta forma, los conquistadores introdujeron este modelo que tanto aportó al desarrollo social del Camagüey.

Los tinajones se ubicaban en los patios de las casas y al comenzar las lluvias primaverales comenzaban a llenarse mediante curiosos sistemas de canales, los cuales primero eran de madera y luego fueron de hojalata o latón.

Cabe destacar, que antes de comenzar a llenar los tinajones por las lluvias de primavera, se esperaba a que el primer aguacero limpiara los tejados.

Una vez que estos se llenaban, algunas familias protegían la cresta con telas de mosquitero y tapas del mismo material que la canal, para evitar que los mosquitos depositaran sus larvas en el agua, la que utilizaban preferiblemente para beber y cocinar.

Datos relevantes

La fabricación del Tinajón camagüeyano comenzó a principios del siglo XVII, una vez que el barro fue sometido a un proceso de cocción.

Muchos fueron los artífices que convirtieron su producto en un esmerado trabajo de artesanía, los cuales poseían numerosos detalles decorativos y siempre contaban con cifrados personales y la fecha de fabricación.

Con el decursar del tiempo la valiosa pieza de barro sufrió transformaciones en la cresta, la panza y su base, de tal forma que en muchos casos, al no existir elementos visibles que permitan determinar su antigüedad, sus características morfológicas ofrecen un valioso aporte para su estudio.

Fue a mediados del siglo XIX que se consideró exagerada la existencia de los tinajones en las casas de la ciudad y esto trajo consigo que se detuviera su fabricación.

Para diciembre de 1900, las autoridades norteamericanas que ocupaban la Isla realizaron un inventario de los tinajones que existían en la ciudad de Puerto Príncipe.

Dicho inventario arrojó la cifra de 16 mil 483. Cabe destacar que esta maravillosa obra ha llegado a convertirse, desde hace décadas, en el símbolo que representa a la ciudad del Camagüey.

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