La Bahía de La Habana

Bahia de la Habana
La propia Bahía de la Habana y las construcciones que alcanzan sus aguas son ejemplos de ingeniería civil, muy valoradas e importantes. Pero para incitarte

Bahía de La Habana, un tesoro por descubrir.

Una de las opciones que te sugerimos al visitar La Habana es pasear por la bahía. La propia Bahía de la Habana y las construcciones que alcanzan sus aguas son ejemplos de ingeniería civil, muy valoradas e importantes.

Pero para incitarte a observarla ¿qué podríamos añadir? Vale mencionar que es una de las bahías más grandes y seguras de América y de todo del mundo. Su propia forma de bolsa ofrece seguridad a los barcos que atracan y a la vez posee una segura posición geográfica y económica.

En sus aguas también ocurrió un hecho histórico que marcó el rumbo de la historia en la isla, el estallido del buque norteamericano Maine, hecho que sirvió de pretexto a los Estados Unidos para poder intervenir en la Guerra de 1895 que acabó con la intervención y luego la constitución de la República.

Antecedentes e historia.

Para conocer sobre el origen de la bahía debemos recordar que la fundación de las villas en Cuba siempre estuvo ligada a la presencia del agua.

La Habana o Villa de San Cristóbal de La Habana no fue la excepción. Fue fundada en 1519 y a partir de ese momento todo lo que ocurrió en ella estuvo asociada a este cuerpo de agua, tanto en la vida económica, política, social como la cultural.

Al principio esta zona marcó los lugares de recreo y esparcimiento de los pobladores locales y cuando la villa comenzó a mostrar un floreciente desarrollo en todos los aspectos hubo que pensar en protegerla.

Por eso ante los inminentes ataques de corsarios y piratas y la amenaza que representaban Francia, Inglaterra y Holanda en sus empeños por expandirse territorialmente, hubo de establecerse un sistema para la defensa que ocupó el territorio desde la desembocadura del hoy Río Almendares, antes río La Chorrera, hasta la entrada del canal de la bahía.

Poco a poco aparecieron plataformas, trincheras y algunos puestos de observación, que más tarde se modernizaron y convirtieron en uno de los más importantes conjuntos defensivos de toda Hispanoamérica.

1561 marcó una fecha importante en el calendario habanero, se estableció la Flota de Indias y la ciudad observó un desarrollo muy rápido precisamente en las zonas inmediatas a la bahía.

Allí se asentaron los principales núcleos residenciales y los edificios públicos.

El hecho de que por esta bahía entraran las riquezas que provenían del resto de las colonias planteó la necesidad de asegurarla aún más.

Así aparecieron poco a poco los castillos San Salvador de la Punta, Los Tres Reyes del Morro y la Muralla de La Habana. Luego se construyeron la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y los castillos de Santo Domingo de Atarés y del Príncipe.

El paso de los siglos le han conferido mucha más importancia a esta bahía, en un momento, una de las más contaminadas del mundo por los deshechos arrojados en ella y ahora una belleza de la que no puede hablarse sin mencionar el Puerto y el Tunel de la Bahía.

El puerto.

Aunque ya casi nadie atraca en él como pasajero, a no ser de paso por La Habana en Crucero, el puerto de la bahía habanera merece especial atención.

Fue uno de los más importantes durante la etapa colonial en toda la región.

Pero al principio el puerto era un sitio rústico con atracaderos de madera y cobertizos en la tierra por el que desembarcaban mercancías y Municipio Guanabacoa – La Habana pasajeros y que tenía una distribución dividida por las necesidades locales.

La fundación de Guanabacoa con sus caseríos y la Virgen de Regla fue muy importante. Asimismo los muelles principales ocuparon el espacio desde el Castillo de La Real Fuerza hasta la plaza de San Francisco para los barcos provenientes o de salida.

Para el traslado de pasajeros y algunas mercancías, desde el Muelle de Luz hasta el Baluarte de San Isidro. Y por supuesto para poder reparar los barcos el Muelle del Arsenal.

Pero el constante desarrollo económico hizo que hasta 1850 se ampliaran los muelles y que la vida no fuese solo embarcar y desembarcar. Muchos espacios aledaños realzaron la vida en La Habana, entre ellos La Alameda de Paula, el Teatro Principal, La Cortina de Valdés y el Paseo de Roncalli.

Ya mencionamos la red de fortificaciones para proteger la bahía y la ciudad y que incluyó el Torreón de San Lázaro, el El Morro de La Habana, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, El Castillo de Atarés y otros.

Pero si hablamos del puerto y elementos que lo distinguen, no podemos dejar de mencionar el faro, ubicado en la fortaleza de El Morro.

El faro se instaló en el siglo XVIII y es curioso que aunque han pasado varios siglos y el desarrollo impone nuevas técnicas, aún funciona con las ópticas de procedencia francesa instaladas al momento de su construcción.

También incluye todos los mecanismos originales de contrapeso y las palancas para operarlo, aunque su sistema hoy es eléctrico, único cambio significativo realizado a esta obra.

El túnel.

De paso por La Habana es casi imposible que no atravieses alguna vez el Túnel de la Habana. Su construcción fue una necesidad porque antes de que existiera se necesitaba hacer un rodeo de varios kilómetros por la bahía para acceder al este de la ciudad.

El traslado de un lado a otro del túnel ocurre en menos de un minuto.

Esta joya se construyó en un espacio de dos años y medio por una compañía francesa, la «Societé de Grand Travaux de Marseille», bajo la dirección técnica del ingeniero cubano José Menéndez Menéndez a partir de 1952.

Declarado una de las Siete Maravilla de la Ingeniería civil cubana, el túnel tiene una longitud de 733 metros. Posee cuatro sendas para ir o regresar que hacen posible que no ocurra el embotellamiento tan común en otros países.

Esta construcción está sumergida bajo el canal de entrada de la bahía a aproximadamente 12 o 14 metros de profundidad.

Tiene un sistema de tubos de hormigón reforzado que están preparados para soportar un peso de miles de toneladas de agua, hecho que ha ocurrido por más de seis décadas con toda la seguridad posible. De paso por La Habana no dejes pasar los detalles sobre esta parte de la ciudad.

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