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Datos biográficos sobre Amelia Peláez
Amelia Peláez del Casal nació en Yaguajay, Villa Clara, el 5 de enero de 1897. A los 19 años se trasladó a La Habana, ciudad en la que residió hasta el fin de su vida.
De su infancia traía afición por la pintura y recién llegada a La Habana matriculó en el curso elemental de dibujo de la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de San Alejandro, donde fue alumna predilecta del maestro Leopoldo Romañach, otra relevante figura de las artes plásticas cubanas.
Realizó su primera exposición en 1924 y tres años más tarde viajó a Europa y vivió durante algún tiempo en París, en donde continuó estudiando. Allí tomó clases también con la célebre pintora, escenógrafa y decoradora rusa Alexandra Exter y en 1933 presentó su exposición personal en la Galería Zak.
Murió el 8 de abril de 1968 en La Habana. Dejaba tras de sí una vasta obra en la esfera de las Artes Plásticas. En noviembre de ese mismo año, el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana inauguró una gran retrospectiva en su memoria, la cual reunió 163 pinturas y dibujos y obras de cerámica, que se constituyeron en muestras cimeras de sus aportes al arte moderno cubano gracias a su modo particular de expresión.
Otros datos relevantes sobre Amelia Peláez
Amelia Peláez, tras su regreso a Cuba en 1934, convirtió en taller su casa de La Víbora y tuvo una activa participación en el movimiento de los artistas cubanos modernos.
Al año siguiente ganó premio en el Salón Nacional y expuso en el Lyceum muchas de las obras realizadas en París. Por su manera propia de expresión en el nuevo lenguaje conquistó de inmediato un espacio de atención en la vanguardia cubana de artistas plásticos.
Esto fue posible a través de muestras personales y colectivas, de premios en salones (1935 y 1938) y de murales realizados en centros públicos y privados.
En la cuarta década del siglo se destacaron su primera retrospectiva en la Institución Hispano-Cubana de Cultura (1943), la exhibición de dieciséis obras suyas en la importante exposición El Arte en Cuba, celebrada en la Universidad de La Habana en 1940 y el envío de once obras al Museo de Arte Moderno de Nueva York para «Modern Cuban Painters», exposición que dio a conocer en 1942 como una unidad a la llamada Escuela de La Habana.
Amelia y su trayectoria artística
El estilo único y personal de Amelia Peláez no solo está presente en su labor pictórica, sino también en sus trabajos en cerámica, los cuales iniciaron en 1950 y a los que se dedicó intensamente hasta 1962.
Los asistentes a las Bienales de São Paulo y Venecia, celebradas en ese período, tuvieron la oportunidad de apreciar varias de las piezas surgidas de sus hábiles y creativas manos.
Con su incursión en la cerámica Amelia inició en Cuba el lenguaje entre signos, el cual devino muy fuerte con entonación en azules y que contribuyó a legitimar la cerámica cubana.
Amelia también dedicó su atención a la realización de murales, otra de las facetas de su arte. Uno de ellos sigue suscitando la admiración de quienes transitan por la céntrica Rampa capitalina o sus alrededores: el situado en la fachada del majestuoso hotel Habana Libre, que fue realizado en 1957.
El último de los murales en que participó fue el de creación colectiva, realizado con motivo de la inauguración en la capital cubana del XXIII Salón de Mayo de París.
Otro aspecto significativo de su labor artística es el empleo de la Naturaleza muerta como temática constante en sus creaciones pictóricas.
Formalmente estas composiciones proponen gruesas líneas negras que sirven de unión y a la vez como límites entre zonas planas de color.
El mediopunto y la luceta, los arabescos y los giros de la herrería, los colores azules, rojos y amarillos de gran brillantez, realzan las composiciones. Las obras de Amelia exhiben solidez de estructura y fuerza, agresividad a veces y placidez en otras.