Datos relevantes sobre el arte de torcer habanos.
Sin lugar a dudas, elaborar un puro es la máxima expresión del arte de torcer habanos. El XIV Festival Internacional del Habano de La Habana agrupó a 500 amantes del tabaco.
Este en un festejo de productores, hombres de negocios y de fumadores. La experiencia de elaborar un puro habano «Cañonazo» reunió en una sala del Palacio de Convenciones de La Habana a los participantes de este festival.
Una conferencia y una clase demostrativa sobre la técnica del torcido «totalmente a mano» se llenaron de público y de los aromas del mejor tabaco que se comercializa en el mundo.
La chaveta o cuchilla y un pequeño tablero unieron codo con codo a centenares de aficionados provenientes de España, Japón, China, México, Alemania, Gran Bretaña y otros países, los cuales se interesaron por la experiencia de elaborar un puro bajo la tutela del maestro cubano Arnaldo Ovalle.
Paso a paso el experimentado torcedor – director general de la fábrica habanera «El Laguito», en donde se elaboran los famosos Cohíbas indicó a los improvisados artesanos cuáles eran cada uno de los pormenores del proceso de elaboración.
Después de envolver las hojas de la tripa, prensarlas y colocar el capote el torcedor corta la capa con una guillotina, la enrolla y termina el habano sellando la hoja con una resina incolora e inodora.
El complejo proceso de torcer.
El complejo proceso del arte de torcer habanos comienza con la siembra y acaba con el sellado del envase de los puros. Esto ocurre tras recorrer el largo camino que va desde la curación y la fermentación al añejamiento y la selección.
En la actualidad, la mayoría de los torcedores cubanos son mujeres, las cuales demuestran la habilidad y fuerza de sus manos en las fábricas de la isla.
Un torcedor «estrella» puede elaborar en un sólo día entre 60 y 150 habanos, dependiendo del tamaño y la forma de la pieza. El siguiente paso es responsabilidad del escogedor, el cual selecciona los puros por colores.
Aquí se distinguen hasta 60 tonalidades. El tabaquero cubano José Castelar Cairo, registrado en cinco ocasiones en los récords Guinness como el autor de los puros más largos del mundo, afirma que lo más complejo es: «darle la forma al tabaco».
«Cueto», como se le conoce a Castelar en los ambientes del tabaco expresa además que: «después que la tripa está cogida se empapela, se le da prensa y después se le pasa la capa».
Este reconocido torcedor recomienda a los aprendices del oficio: «pensar en el cliente que lo va a fumar y cumplir con los requisitos fundamentales”.
El mayor de los puros elaborados por Cueto fue confeccionado con una medida de 81,80 metros de longitud. Después de su debut con uno de 11 metros y 4 centímetros en el año 2001, el segundo de ellos alcanzó los 14,86 metros.
En el año 2003 realizó el tercero, el cual llevó hasta los 20,41 metros en 2005. El cuarto, realizado en el año 2007 se extendió hasta los 45,38 metros.