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Los orígenes de la cerámica cubana contemporánea
El surgimiento de la cerámica cubana contemporánea puede establecerse en la década de los 40 del siglo XX, cuando dos médicos llamados Ramírez Corría y Rodríguez de la Cruz adquirieron un antiguo taller de objetos utilitarios en Santiago de las Vegas, el cual destinaron a la producción artística de este tipo de arte.
Ya para los últimos años de la década de 1950 logra regularizarse la producción de la cerámica artística en nuestro país, pues José Miguel Rodríguez de la Cruz invita a reconocidos pintores cubanos, tales como Amelia Peláez, Wifredo Lam, René Portocarrero y Mariano Rodríguez, a decorar vasijas elaboradas por experimentados artesanos bajo su orientación.
De esta forma nace la cerámica cubana contemporánea, cuyo desarrollo ha estado alcanzando una fuerza notable en los últimos tiempos.
La cerámica cubana contemporánea en la Revolución
Luego del triunfo de la Revolución y durante los fructíferos años 60, el Estado creó un taller denominado: «Cubartesanías», para suministrar objetos a la industria turística.
Muy rápidamente este taller comenzó a especializarse en cerámica y de forma paulatina esta expresión artística dejaría de tener un carácter utilitario para definirse como un producto artístico de calidad considerable.
En este sentido, se emplea el término de cerámica escultórica para referirse a este tipo de producción.
Dentro de los cultivadores de esta cerámica escultórica podemos resaltar la figura de Alfredo Sosabravo, quien en 1979 realizó en una de las paredes del entresuelo del Hotel Habana Libre un complejo mural al que tituló: «Carro de la Revolución» y en el cual usó 555 piezas originales realizadas directamente por él.
En 1985 se fundó el Grupo Terracota 4, compuesto por los artistas Amelia Carballo, José Ramón González, Ángel Norniella y Agustín Villafaña. Con su aporte, estos artistas contribuyeron a la confirmación de la cerámica como disciplina mayor.
La cerámica cubana contemporánea y sus principales exponentes
La cerámica cubana contemporánea se ha ganado un espacio relevante dentro de la producción artística cubana en la actualidad. Numerosos son los ejemplos de obras y artistas que forman parte del catálogo artístico contemporáneo.
Destáquense como antecedentes Amelia Peláez, con su mural plasmado en teselas de pasta vítrea para la fachada del Hotel Habana Libre (1957-1958), Wifredo Lam – obra construida con fragmentos irregulares de cerámica en el Edificio del Retiro Médico de la Rampa habanera y Mariano Rodríguez, con su obra Boomerang, presente en el vestíbulo del Retiro Médico que abre por la Calle N.
Un poco más reciente en el tiempo podemos encontrar a Gilberto Erasmo Gutiérrez Amat, René Martínez Palenzuela en colaboración con Alfredo Sosabravo en una serie de murales realizados en instalaciones científicas, comerciales y hoteleras, Julia González con su obra de losas cerámicas para el comedor del Hotel Moka en la comunidad de Las Terrazas en el Oeste de la Isla, Mirta García Buch pionera de la cerámica artística en Cuba que realiza dos obras significativas, una en el Hotel del Bosque del Reparto Kohly y otra destinada al hotel Sirena en la Playa de Varadero y por último la pintora y ceramista Isabel Jimeno que emplazó un mural de losas esmaltadas en el exterior del edificio colindante al Hospital Materno Infantil Mariana Grajales de la Habana Vieja.