Cervantes, el Don Quijote y Sancho Panza se encuentran representados mediante esculturas diseminadas en la capital cubana
El más universal de los autores españoles y también el más universal de los personajes literarios, tienen su morada en La Habana.
Don Miguel de Cervantes Saavedra así como el Quijote y su fiel escudero, Sancho Panza, poseen cada un, su representación en la escultura habanera.
En el caso de Cervantes, ningún lugar mejor que el Centro Histórico de La Habana, en el parque que se encuentra entre las calles Habana y Empedrado, el emplazamiento de la obra del escultor italiano Carlo Nicoli en el populoso barrio se realizó el 1ro de noviembre de 1908.
El escritor aparece sentado en una silla de estilo renacimiento español, en actitud de quien está a punto de escribir.
El Quijote del Vedado
Don Quijote de la Mancha, pieza del escultor Sergio Martínez, se estableció en El Vedado, específicamente en el parque de 23 y J, donde tiene de vecinos la heladería Coppelia, el Hotel Habana Libre, el restaurante Siete Mares, el cine teatro Yara y la bicentenaria Universidad de La Habana.
Se trata de el Parque del Quijote de las Américas, como se le nombra oficialmente, aunque todos le llaman simplemente el “parque del Quijote”.
Allí, la figura del “Caballero de la Triste Figura” se yergue en una estatua de hierro chatarroso, desnudo, la lanza sustituida por una suerte de machete cubano, y a duras penas sostenido sobre un Rocinante, flaco y desgarbado, pero enhiesto, fundido en el mismo metal.
Algunos le llaman el Quijote de La Rampa, quizás por el ambiente existente. Posiblemente por el calor reinante, o para provocar a fotógrafos nacionales y extranjero, este Quijote monta desnudo sobre Rocinante desde 1980.
Esa imagen de Alonso Quijano, construida de manera tan original, y tan ajena a la imagen constituida del Ingenioso Hidalgo, fue polémica en sus primeros tiempos.
Y no podía faltar Sancho Panza, el que no puede quejarse de su zona de residencia, pues se le puede encontrar en el parque ubicado en las equinas de Aguacate y Obispo, obra del escultor Leo D Lázaro, en una de las áreas, sin dudas, más densamente transitada de la capital cubana.