Dulce María Loynaz

Dulce María Loynaz
Dulce María Loynaz

Datos biográficos de Dulce María Loynaz

Dulce María Loynaz o María de las Mercedes Loynaz Muñoz nació en La Habana, el 10 de diciembre de 1902.

En su linaje se entrecruzan importantes personalidades cubanas y universales, tales como su propio padre Enrique Loynaz del Castillo poeta y General del Ejército Mambí autor de la letra y la música del Himno Invasor, Ignacio Agramonte y Loynaz otro importante líder mambí y la destacada poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Su infancia transcurrió junto a la de sus hermanos Enrique, Carlos Manuel y Flor. Crecieron en un ambiente de celoso enclaustramiento y lujo.

No les permitieron visitar jamás escuelas públicas ni privadas y los profesores iban a educar a los hermanos en la casa, primero en la casona de San Rafael y Amistad en Centro Habana y luego en la de Línea entre 14 y 16 en el Vedado.

Todo esto aconteció hasta que en la década del 20, Dulce María Loynaz comenzó estudios en Derecho Civil en la Universidad de La Habana junto a su hermano Enrique.

Se graduó de Doctora en Leyes, por la Universidad de La Habana, profesión que si bien no era su vocación ejercer mantuvo hasta 1961, siempre atendiendo asuntos familiares.

Dulce María Loynaz y sus inicios como poetisa

Sus primeras obras aparecieron en el periódico La Nación a la edad de 17 años: «Invierno de almas» y «Vesperal». En dicha publicación aparecieron otros textos entre 1920 y 1938.

En 1929 Dulce María Loynaz junto a su madre y hermana realizaron un viaje por el Medio Oriente para visitar Turquía, Siria, Libia, Palestina y Egipto. Este último país afectó especialmente a la poetisa, que luego de visitar el museo de Luxor y ver la tumba de Tutankamón escribió una carta lírica y de profunda connotación romántica al desaparecido faraón.

En el año 1937 se casó con su primo Enrique de Quesada y Loynaz, pero su matrimonio fracasó y la pareja se divorció siete años después. En 1946 contrajo matrimonio con el periodista Pablo Álvarez de Cañas, originario de las Islas Canarias.

En 1947 publicó «Juegos de agua», libro de poemas. De esta época, específicamente de 1951, data la publicación de «Jardín». Le seguirían «Carta de amor al rey Tut-Ank-Amen» 1953, «Poemas sin nombre» en 1958 y «Un verano en Tenerife» libro de viajes –, porque la poetisa en su primer viaje a la isla quedó prendada de ella y llegó a adoptar a España como su segunda patria.

En 1950 publicó además crónicas semanales en «El País» y «Excélsior». También colaboró en «Social», «Grafos», «Diario de la Marina», «El Mundo», «Revista Cubana», «Revista Bimestre Cubana» y «Orígenes», muchas veces como colaboraciones a su esposo Pablo Álvarez de Cañas.

Dentro de su prosa es de vital importancia destacar su libro «Fe de Vida», obra autobiográfica. Asistió en 1953, invitada por la Universidad de Salamanca, a la celebración del VII Centenario de la Universidad.

Datos relevantes

En Pinar del Río Dulce María Loynaz recibió numerosos reconocimientos, tanto a ella como a sus hermanos. En 1990, luego de haber donado su biblioteca personal, la cual atesora importantes títulos, muchas ediciones príncipe y obras dedicadas por sus autores, fundó en la ciudad de Pinar del Río el «Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz».

También en esta provincia se celebraron con carácter más o menos anual el encuentro iberoamericano sobre su vida y obra. Durante su vida recibió gran cantidad de premios y honores, entre lo que se destacan el Premio Cervantes en 1992, la gran cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio en 1947 y el nombramiento de dama de la Orden de Isabel la Católica.

En Cuba recibió la orden cultural Félix Varela y el Premio Nacional de Literatura, entre otros. Entre las grandes figuras de la literatura universal que pasaron por su casa se encuentran Federico García Lorca y los premios Nobel de literatura, Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez.

En su casa de la calle Calzada de 19 esquina a E, en el Vedado, se hacían reuniones de intelectuales del ámbito nacional y extranjero, como le llamaron en su época: «Aristocracia del conocimiento».

También intercambió con la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou, quien confesó a la cubana que desconocía la causa de su admiración, ya que luego de leer los poemas de la Loynaz reconocía que quien la admiraba era superior a ella.

Dulce María y el proceso revolucionario

En 1959 fue elegida miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua y nueve años más tarde ingresa en la Real Academia Española. Presidió la Academia Cubana de la Lengua desde 1992 hasta el momento de su muerte.

A raíz del triunfo de la Revolución cubana Dulce María Loynaz se auto-aisló de la vida social durante largo tiempo en su casona del Vedado, pero más que su naturaleza fue su actitud apolítica en un país donde se instauraba un nuevo régimen, lo que le costó el desconocimiento en su propia tierra.

Recibió numerosas ofertas de España y EE.UU. pero nunca abandonó su país, quizás por ser la hija de un general del ejército libertador.

Sus últimas publicaciones fueron «Poemas escogidos» de 1985, «Bestiarium» y «La novia de Lázaro», ambos de 1991. La Diputación de Cádiz, publicó además, en 1992, «Poemas náufragos» y la editorial Espasa Calpe una amplia antología de su obra.

El 15 de abril de 1997 fue homenajeada en su residencia por el Centro Cultural de España en La Habana por el 45º aniversario de su obra «Jardín».

Ese mismo día fue internada en el hospital CIMED en un estado de salud muy delicado.

Falleció el 27 de abril de 1997 a los 94 años de edad y como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio sin dejar descendencia alguna, ni ella ni ninguno de sus otros tres hermanos.

Fue sepultada en el panteón familiar la mañana del día 28.

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