Datos generales sobre el Monumento al Mayor General José Miguel Gómez.
El Monumento al Mayor General José Miguel Gómez se constituye en uno de los monumentos más fastuosos de La Habana.
Está situado en la Avenida de los Presidentes, en el corazón del Vedado. Este monumento habanero rinde homenaje a este insigne patriota cubano, quien fuera el segundo presidente de Cuba y General en las guerras contra el coloniaje español.
Fue a su vez uno de los personajes más influyentes en el primer período de la era republicana en la isla. José Miguel Gómez rigió los destinos de Cuba entre 1909 y 1913 y su monumento fue inaugurado el 18 de mayo de 1936, 23 años después de su salida del Palacio de Gobierno y 15 años después de su fallecimiento.
Algunas características constructivas del Monumento a José Miguel Gómez.
El fastuoso Monumento al Mayor General, es una obra del escultor italiano Giovanni Nicolini, el cual se inspiró sin dudas en el monumento a “Víctor Manuel en Roma”, que se alza en la capital de su país.
En la actualidad es imposible conocer con exactitud si la semejanza con el monumento romano fue por voluntad del creador o por expreso pedido de los que le asignaron el proyecto de homenaje.
No obstante, lo que si es cierto es que aunque está rebajado en escala, el monumento a José Miguel tiene muchos puntos de contacto con el romano.
En el mismo centro del monumento se encuentra elaborada en bronce la estatua del general, con una altura de 3,50 metros. La base central del conjunto está hecha de mármol rosa, importado desde Rávena, Italia.
En los costados de la estatua del general aparecen seis figuras que representan las seis provincias en las que estaba dividida la isla, con expresiones heroicas clásicas.
Aparecen además otras dos estatuas de mármol, las cuales representan “la fuerza” y la “magnanimidad”. Estas dos figuras se encuentran en la base del mismo.
El resto del monumento está compuesto por varias terrazas, fuentes y bancos, también de mármol. Coronando las dos esquinas del monumento se encuentran dos grupos escultóricos, uno de ellos (a la izquierda) representa la historia y el tiempo con la libertad al centro y a la derecha figuran el derecho y la ley con la paz en medio.
La pretensiosa obra pareciera extraer para la capital cubana un pedazo de la llamada Ciudad Eterna, pues costó en esa época la extraordinaria cifra de 125 000 pesos y fue sufragado por suscripción popular gracias a una contribución máxima individual de apenas 20 centavos.