Palacio de Aldama

Palacio de Aldama
Palacio de Aldama

El Palacio de Aldama es una gran casa de dos plantas de estilo neoclásico ubicada en las cercanías del Capitolio Nacional de Cuba

El Palacio de Aldama frente al antiguo Campo de Marte, hoy Parque de la Fraternidad Americana, esta espléndida edificación que data de 1840 es obra del arquitecto e ingeniero Manuel José Carrera, quien recibiera el encargo del hacendado don Domingo Aldama y Aréchaga.

Palacio de Aldama obtuvo gran notoriedad por haber sido una importante sede de actividades sociales de la aristocracia habanera.

El amor que por la causa de la Revolución cubana demostrara el hijo de don Domingo, Miguel Aldama y Alfonso, fueron motivos para que en la noche del 24 de enero de 1869 los voluntarios y turbas españolizantes de La Habana asaltaran y saquearan esta residencia, destruyendo libros, muebles, tapices y otras joyas artísticas.

Después de estos hechos, Aldama decidió abandonar la isla. El 11 de abril de 1870 murió Domingo Aldama. Mientras, en La Habana se abrió el proceso para la confiscación de sus bienes.

El juicio al respecto duró desde septiembre de 1870 hasta septiembre de 1876. Los herederos ausentes Miguel y Leonardo Aldama no podían heredar por haber sido condenados en ausencia por conspirar a favor de la independencia de Cuba.

Al final, el gobierno español se adjudicó las dos casas que formaban el Palacio de Aldama. Con la firma del Pacto del Zanjón, a don Miguel y a Leonardo Aldama les fueron reintegrados sus derechos. Pero nunca más el Palacio fue ocupado por sus propietarios ni por familia alguna.

La casa fue sacada a remate el 29 de marzo de 1889. Los nuevos dueños instalaron en el Palacio la fábrica de tabacos y cigarros «La Corona».

En octubre de 1898 la vendieron a la sociedad inglesa «The Habana Cigar and Tabaco Factories Limited». Durante esta época se le hicieron modificaciones al Palacio.

Se le añadió una tercera planta en 1926, mientras que en 1930 se agrupaban las dos casas en una sola. En 1932, a consecuencia de una huelga de obreros tabaqueros, la empresa cerró la fábrica.

En 1945 ante el peligro de demolición que amenazaba al Palacio numerosas instituciones culturales, profesionales y artísticas se movilizaron para salvarlo.

Este movimiento también impulsó la idea de declararlo Monumento Nacional.

Esto no se logró hasta el 9 de junio de 1949, cuando el entonces presidente de la República, Carlos Prío Socarrás firmó el decreto mediante el cual el Palacio de Aldama fue declarado Monumento Nacional.

En enero de 1946, el Sr. Paul Gonzáles de Mendoza lo compró, e invirtió en el más de 2 millones en su restauración, la cual se concluyó en 1947.

En el inmueble se instalaron oficinas, comercios, una cafetería y el Banco Hipotecario Mendoza, hasta su nacionalización en 1960. Fue restaurado y sirvió de sede a diferentes entidades hasta que en 1987 pasó a albergar el Instituto de Historia de Cuba.

Interior de la construcción del Palacio de Aldama

La edificación consiste en dos casas que comunican en su interior, cada una con grandes patios dotados de abundante vegetación, y espaciosos aposentos para dormitorio, recibo, oficinas, comedores y locales de servicio.

Posee una amplia y vistosa escalera principal de lujosas balaustradas y adornos en bronce, típicos de la época de su construcción.

De la fachada principal puede decirse que es una de las más bellas que en su estilo y género existen en La Habana.

El portal, de puntal altísimo, que abarca dos pisos, el bajo y el entresuelo con su gran columnada alquitrabada, que sustituyó a la de arcadas; es de estilo dórico monumental, cuyos capiteles sostiene un bellísimo entablamento del mismo estilo, exponente de la severidad clásica, propias de las grandes composiciones arquitectónicas realizada por Palladio y sus seguidores.

Y también es muy bella, en su severa sencillez, así como sus dos portadas, el segundo piso apilastrado, coronado por bellas cornisas clásicas que completan un conjunto hermosísimo, los dos patios con sus fuentes, la hermosa escalera, de un diseño único, y las bellísimas pinturas.

El Palacio de Aldama es, sin duda alguna, la obra arquitectónica más valiosa que se erigió en La Habana durante el siglo XIX.

Como se pretendió que fuera el mejor palacio de la ciudad, al acierto de sus exteriores, su decoración interior, acometida por verdaderos artífices; a las pinturas pompeyanas de sus artesonados y a la delicadeza de los motivos escultóricos de sus frisos, se suma la variedad de los pisos de mármol del inmueble; verdaderas joyas de composición por sus dibujos y colores, las bellas rejas interiores de estilo Imperio y las jambas de madera.

Remodelaciones

En 1926 se le añadió una tercera planta y se unificaron las dos casas originales, mientras que en 1930 se agrupaban las dos casas en una sola.

Entre 1946 y 1947 los arquitectos José María Bens Arrarte y Gustavo Botet le hicieron obras para consolidarlo e instalar allí el Banco Hipotecario Mendoza y otras oficinas.

Ese es el momento en que decidieron pelar los muros para mostrar la sillería, como ya se había hecho con otros importantes inmuebles coloniales en La Habana Vieja.

Bajo la dirección de Daniel Taboada, Premio Nacional de Arquitectura y decano de los arquitectos restauradores cubanos, se hizo entre 1968 y 1971 una nueva intervención para el rescate del inmueble.

Eso incluyó la demolición de la tercera planta añadida, que deformaba las proporciones originales. El respetado restaurador Ángel Bello estuvo a cargo del rescate de las valiosas pinturas.

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