Parque de la Fraternidad Americana

El Parque de la Fraternidad
El Parque de la Fraternidad

Parque de la Fraternidad Americana es uno de los espacios urbanos más populares de la capital cubana

Esta área de la ciudad et centro de La Habana durante siglos fue un sitio poco frecuentado.

Se cuenta que fueron terrenos cenagosos y de manglares, y luego zona de estancias con abundante arbolado. Hacia 1790 se convirtió en campo de ejercicios militares, ampliado en 1793 a partir de un proyecto del ingeniero belga Agustín Cramer.

Esta función le otorgó cierta jerarquía dentro del espacio urbano de la ciudad colonial, a pesar de ofrecer aún una imagen agreste.

El Obispo Espada mejoró su iluminación, arbolado y trazado; correspondiéndole al Capitán General Don Miguel Tacón (1834-1838) superar estas modificaciones al incluir la zona, consciente de su excelente ubicación y centralidad, dentro de su programa de embellecimiento de la ciudad.

Precisamente desde el centro de la plaza, el 29 de junio de 1856 el intrépido inventor portugués Matías Pérez, se elevó hacia las alturas con su globo aerostático “La Villa de París” y nunca más volvió a saberse de él.

Tacón reformó el entonces llamado Campo de Marte delimitando su perímetro al colocar una reja de hierro y remodelar su interior.

Al polígono militar le abrió majestuosas puertas en cada punto cardinal, coronadas por escudos de armas y las denominó con los nombres de relevantes figuras; a la entrada principal le dio su nombre. Así llamó a la del Norte, Cortés; a la Sur, Pizarro; a la del Este, Tacón; y a la del Oeste, Colón.

El primer parque se levantó en 1892 para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América. Para aquel entonces la Fuente de la India ya estaba presente, frente al Campo de Marte.

El Parque de la Fraternidad y sus recuerdos

El Parque de la Fraternidad encierra los tristes recuerdos de la Reconcentración, cuando en 1896 las fuerzas españolas, al mando del capitán general Valeriano Weyler hacinaron a una gran cantidad de vecinos en el lugar.

Durante la primera intervención norteamericana, se utilizó como campo militar y se ubicaron allí varias unidades de las tropas de ocupación.

En los primeros años de la República, instaurada en mayo de 1902, se construyeron canteros, avenidas y fuentes y hasta hubo intenciones de un jardín zoológico, pero el ciclón de 1926 volvió a convertirlo en un lugar rústico y desolado.

En los años veinte del pasado siglo visitó a La Habana, por gestión del entonces Ministro de Obras Públicas Carlos Manuel de Céspedes, el urbanista francés J.C.N. Forestier, quien comenzó el proyecto de un parque de recreo en esta zona; la celebración en La Habana de la VI Conferencia Panamericana, el 24 de Febrero de 1928.

dio nombre al antiguo Campo de Marte, que comenzó a conocerse desde entonces como Plaza de la Fraternidad Americana, pues en su parcela mayor quedó sembrada desde entonces una gran ceiba, “Árbol de la Fraternidad Americana”, abonada con tierra de sitios históricos de las repúblicas americanas.

«Es la hora del recuento de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes.

Los pueblos no se unen sino con lazos de amistad, de fraternidad y de amor». Esta emblemática frase del Apóstol se encuentra en el borde superior de la verja que rodea el Árbol de la Fraternidad Americana.

El proyecto de Forestier consistió en el diseño de varias parcelas de diversas dimensiones, condicionadas por el trazado de calles y aceras circundantes, cualificando el espacio con la colocación de un mobiliario que destacaba por su alta calidad técnica y artística, como los bancos, las farolas y demás ornamentos y una esmerada jardinería.

En años posteriores se erigieron en el área, por iniciativa de la otrora Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, bustos de próceres y figuras representativas del pensamiento y la fraternidad americana, como Simón Bolívar y Benito Juárez.

El entorno del Parque de la Fraternidad

El Parque de la Fraternidad actual comprende un conjunto de pequeños y grandes parques. Su entorno se enriquece con la presencia de edificaciones monumentales como el Capitolio de La Habana, el hotel Saratoga, el Palacio de Aldama, o el arranque de puntos urbanos tan significativos como el Paseo del Prado, la Fuente de la India, el Barrio Chino de la Habana, y la Calle Monte, emblemas todos de la ciudad capital cubana.

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