Tabaco clandestino en Cuba

Tabaco clandestino
Tabaco clandestino

Algunos datos sobre el tabaco clandestino

Los torcedores de habanos de Pinar del Río y de otras zonas del país reciben en la actualidad tentadoras ofertas de trabajo en fábricas clandestinas que proliferan en el occidente cubano.

Diversos parecen ser los factores que han propiciado la aparición de este fenómeno, no obstante, lo que sí cabe destacar aquí es que estas prácticas atentan contra la imagen de este tradicional y legendario producto cubano que tiene un alto costo de cotización en el mercado mundial y que tanta divisa le aporta al país.

El incremento de la producción de tabaco clandestino es creciente en la actualidad, a tal punto que ha sido necesario crear el «Grupo de Enfrentamiento al Tráfico de Tabaco».

Este grupo se encuentra integrado por investigadores policiales, fiscales y otros especialistas.

Datos reveladores muestran que ya para 1996 en los tribunales cubanos se habían radicado cientos de causas por tráfico ilegal de tabaco y que el volumen de productos ocupados por la policía iba en aumento.

En el transcurso de los últimos años ha proliferado en Cuba este tipo de ilegalidad. Destáquese aquí que en esta etapa fueron detectadas y desactivadas alrededor de doce fábricas clandestinas de tabaco.

En estas improvisadas industrias se ocuparon puros, hojas, anillos, cajas y envases de excelente calidad.

La producción del tabaco

La estrategia usada por los productores cubanos en la elaboración del tabaco clandestino se ha ido modificando y perfeccionando paulatinamente para lograr burlar los mecanismos de control que por su parte realiza el gobierno cubano.

En este complejo proceso intervienen cientos de personas de ambos sexos, los cuales son los encargados de trasladar del campo a la ciudad las hojas de tabaco en pequeñas cantidades.

Antes de ser transportada la materia prima los fabricantes compran a los vegueros parte de su cosecha. Luego, conocedores del arte del tabaco califican las hojas en casas destinadas para ello en los pueblos o ciudades donde radican las fábricas.

Posteriormente las distribuyen a los puntos donde se elaboran los puros, en donde según datos, por lo general trabajan de tres a cuatro torcedores.

Cuando concluye la producción se recoge y se traslada a otro sitio, en donde es clasificada, anillada y embalada en cajas y estuches de lujo «originales».

Estos productores de tabaco poseen una demanda de turistas que visitan la provincia, de extranjeros residentes en el país, de fumadores nacionales e incluso, de cubanos residentes en el extranjero o que viajan al exterior.

Las autoridades cubanas reconocen que el destino de las producciones ilegales es diverso y va en aumento.

Desafortunadamente el tráfico de tabaco cubano se encuentra en un puro auge y llega lejos y neutralizar las fábricas clandestinas es también una tarea bien difícil, pero necesaria.

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