Tata Güines

Tata Güines
Tata Güines fue ejecutante del contrabajo en el conjunto Ases del Ritmo, formó también parte del grupo Partagás, dirigido por su tío Dionisio Martínez, y posteriormente fundó la orquesta Estrellas Nacientes y actuó con la orquesta Swing Casino

Federico Alejo Arístides Soto, popularmente conocido como Tata Güines, es considerado el rey de los tambores en Cuba

Federico Arístides Soto Alejo, a quien se le conoció por su nombre artístico, Tata Güines, nació en Güines, antigua provincia de La Habana el 30 de junio de 1930, en el seno de una familia de músicos.

Hijo de Joseíto «El tresero» y de la Niñita, desde muy pequeño solía tocar una caja de limpiabotas en la esquina de la Capilla de Santa Bárbara, en el legendario barrio de Leguina, donde tanta congas y bembés se han hecho y se seguirán disfrutando.

Se formó como músico entre los tambores y las fiestas religiosas de su barrio. Adoptó su apodo de pequeño -el Tata-, y como apellido el del pueblo que le vio crecer.

Se ligó a los instrumentos de percusión, especialmente a la tumbadora, que como cubana gimió bajo el efecto de sus prodigiosas manos. Bajo la influencia de Chano Pozo, cuyos toques lo embrujaron y le dieron la clave para crear su propio estilo, Tata Güines es hoy considerado en Cuba el rey de los tambores, pues fue un tumbador por excelencia, intérprete clásico de la rumba y la conga sin parangón.

Tata Güines fue ejecutante del contrabajo en el conjunto Ases del Ritmo, formó también parte del grupo Partagás, dirigido por su tío Dionisio Martínez, y posteriormente fundó la orquesta Estrellas Nacientes y actuó con la orquesta Swing Casino, de Güines.

En 1946 actuó en su pueblo natal con el Conjunto de Arsenio Rodríguez.

En 1948 se trasladó para La Habana, donde fue miembro de las orquestas La Nueva América, de Pao Domini; la del Havana Sport de José Antonio Díaz, Unión, de Orestes López, La Sensación de Belisario López, y en 1952 ingresó en Fajardo y sus Estrellas, con la que en 1956 viajó a Nueva York para actuar en el Palladium, en donde coincidió con Machito y sus Afro-Cubans y con Benny Moré, a quien acompañó con la tumbadora; también se presentó en el hotel Waldorf Astoria, donde trabajó por vez primera como solista.

Integró Los Jóvenes del Cayo, con el que se presentó en la radioemisora La Voz del Aire; Tata Güines después actuó con los conjuntos Camacho y Gloria Matancera.

Acompañó como bongosero al trío Taicuba, y trabajó con Guillermo Portabales, Celina y Reutilio, y Ramón Veloz. Participó, junto a Chano Pozo, en la comparsa Los Dandys de Belén; además, Los Mosqueteros del Rey, Los Mambises y Las Boyeras. Grabó con Arturo O’Farrill (Chico) y con Cachao y su Ritmo Caliente, Frank Emilio, Guillermo Barreto, Gustavo Tamayo y otros.

Formó parte del Quinteto Instrumental de Música Moderna (después Los Amigos), dirigido por el pianista Frank Emilio; Guillermo Barreto, timbal, Gustavo Tamayo, güiro, Israel López (Cachao) y Orlando Hernández (Papito), contrabajo.

En 1955 viajó a Caracas, Venezuela, para participar en los carnavales de esa ciudad. Realizó giras por California, Chicago, Miami, Puerto Rico, Panamá, Venezuela, Colombia, México, Martinica, Montecarlo, Suiza, Bulgaria, Hungría, donde participó en el Festival de Jazz; Unión Soviética, Finlandia, España.

Preparó un espectáculo y compartió el escenario con Josephine Baker, Frank Sinatra, Maynard Ferguson y Los Chavales de España, con los que grabó la pieza «No te puedo querer».

En 1960 regresó a Cuba. Cuatro años después fundó Los Tatagüinitos. Ofreció un concierto con la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por Manuel Duchesne Cuzán, con la que interpretó su obra Perico no llores más. Acompañó al guitarrista y compositor Sergio Vitier en su obra Ad Libitum, que bailaron Alicia Alonso y Antonio Gades.

Falleció el 4 de febrero de 2008 en su natal Güines, La Habana. Tata Güines fue maestro de maestros de la percusión cubana. Su muerte representó una notable pérdida para la cultura cubana.Frente a Tata Güines, el cuero del tambor parecía la más delicada y costosa seda.

Él colocaba su ágil mano sobre la curtida piel estirada por el fuego, y con sus uñas conseguía lo mismo el más triste de los lamentos que la sonrisa más contagiosa.

Entre los premios y reconocimientos que recibió, se destacan el Premio Nacional de Música 2006, la Orden Félix Varela en el 2004 y la medalla Alejo Carpentier en el año 2002.

Entre sus obras más reconocidas pueden mencionarse Auxilio, Fanfarrón, Mami, dame el mantecado, No metas la mano en la candela y Perico no llores más.

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