Contents
- 1 El teatro, máscaras y emociones
- 2 Origen del teatro cubano
- 3 Primera obra teatral y primeros teatros.
- 4 Los diablitos
- 5 Teatro de relaciones
- 6 El teatro cubano del Siglo XIX trajo el negrito.
- 7 Otros autores fundamentales del siglo XIX para el teatro cubano.
- 8 Autores y obras significativas en el teatro cubano del siglo XX
- 9 El teatro hoy
El teatro, máscaras y emociones
El teatro cubano, manifestación artística que mueve las emociones y el pensamiento, tiene su propia historia y evolución en la isla más grande del caribe.
Data de siglos en el mundo y también Cuba donde se experimenta y se buscan nuevos horizontes hacia otras manifestaciones.
Así aparece el ballet-teatro; el teatro-danza y las revistas musicales. Es considerable además el esfuerzo por consolidar el teatro lírico.
Incluso ya los grupos humorísticos tienen su propio evento anual y otros que utilizan obras clásicas del teatro universal y otros géneros como el docudrama.
El teatro en Cuba tiene una fascinante historia cargada de matices, protagonistas y personajes que te invito a conocer, es otro de los tesoros de la isla.
Origen del teatro cubano
Los areítos, primera manifestación del teatro en Cuba.
Por muchos es reconocido que los areítos constituyen la máxima expresión de la cultura aborigen cubana, un vocablo que significa ensayar o recitar.
En ellos confluían el canto, el baile, la poesía, la coreografía, la música, el maquillaje, la pantomima organizado por el tequina o coreuta, maestro, artesano o experto.
Estos ritos vieron nacer los primeros poetas, actores y músicos cubanos, en una representación artística cargada de elementos religiosos que hacían alusión a sus propias historias, la tribu, su identidad y el entorno.
Eran narraciones históricas que contaban los principales hechos y hazañas de caciques y señores, así como acontecimientos del día a día relacionados con la fertilización y nuevas cosechas.
No disponían de un local o teatro como sucedió con otras culturas aborígenes, sucedían en el batey, que era la plaza o en el caney que eran sus hogares.
Sus danzas, bien en fila, o circular, o haciendo ángulo con la línea de bailarines y el maquillaje de los danzantes-actores, hecho a base de plumas y flores, con sus cuerpos pintados de rojo y negro resultaban en sí mismas un espectáculo.
La música la tocaban con un tambor, hecho de madera, llamado mayohuacán, y primitivas trompetas (guamos) formadas por grandes caracoles marinos, maracas elementales, flautillas, y una especie de cascabel, construido con conchas univalvas, que usaban en brazos y piernas.
Las voces de los bailarines, la danza, la bebida y la música, lograban un entusiasmo compartido por todos y por medio del cual se lograba un ambiente propicio para celebrar ritos religiosos y proporcionar alegría a la tribu.
Con la llegada de los españoles y la desaparición de los aborígenes, los areítos desaparecieron.
Corpus Christi
La colonización acabó con la vida aborigen y propició que el teatro siguiera su curso esta vez con los patrones traídos de España.
Las festividades cristianas del Corpus Christi, que datan de 1520, fueron el primer ejemplo.
Se llamaban también fiestas de carros por la presencia de carromatos que transportaban a los farsantes de los autos, acompañados de música, canciones y danzas.
El pionero del teatro se llamó Pedro de Castilla quien en 1520 sacó una danza del Corpus, y por mucho tiempo se habló de su trabajo al organizar los zapateros, herreros, carpinteros y calafateadores para que carros y vestidos, es decir, escenografía y vestuario, así como toda la maquinaria teatral e invenciones de tramoya, estuviese listo.
Luego llegaron Juan Pérez de Bargas y Jorge Ortiz, quienes lograron que La Habana ganara en la presencia de músicos de cuerda y viento que alegraban las fiestas públicas, ya no solo la del Corpus Christi sino también las de San Cristóbal, San Marcial y San Miguel.
Paralelo al Corpus Christi los negros esclavos también comenzaron a presentar sus propias manifestaciones de tipo ceremonial.
Eran organizadas por los cabildos, sencillas representaciones de autos profanos evidenciaban la fuerza de las culturas africanas.
Primera obra teatral y primeros teatros.
La primera obra reconocida en el teatro cubano es «El príncipe jardinero y fingido Cloridano» de Santiago de Pita y Borroto, la cual fue editada entre 1730 y 1733 en Sevilla.
Alejado de la realidad cubana, hace alusión a los galanteos caballerescos.
Es el primer texto dramático cubano y la antesala de la escena popular cubana que también dio lugar a la aparición del teatro como institución a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
En 1775 aparece el teatro Coliseo y en 1838 se inauguró el teatro Tacón, actual García Lorca.
Llegaron entonces la ópera italiana y la zarzuela y el teatro dramático fue entregado a las grandes compañías españolas.
Los artistas cubanos fueron a parar a los teatros más humildes y populares.
Los diablitos
La propia vida de la comunidad esclava, sus luchas y deseos prohibidos, así como el sincretismo dieron lugar poco a poco a las ceremonias donde lo representaban todo.
El Día de Reyes trajo los diablitos, uno de los personajes más significativos en el teatro cubano.
Estaban la culonna o sabia, el Egungun, la mojiganga, el kokoríkamo, los peludos, enanos, el anaquillé, antecesor de los títeres de varilla, los mamarrachos y la serpiente.
Teatro de relaciones
Era en pocas palabras el teatro callejero.
Eran escenas dramáticas, donde se recitaban décimas y cantaban canciones, que los negros libres ejecutaban para obtener algunos centavos de sus amos blancos.
Un teatro callejero con sátira, coros, crítica con grupos de posible influencia mandinga y conga.
Ha sido revitalizada por el Cabildo Teatral de Santiago, fuente de la creación nacional, en busca de la expresión popular y la cultura popular tradicional.
El teatro cubano del Siglo XIX trajo el negrito.
En solo treinta años surge el teatro cubano. Covarrubias inauguró el género vernáculo y el negrito, y poco después aparecieron los dramaturgos y el romanticismo.
Fue un período fértil porque ganaron terreno la comedia, el melodrama trató conflictos serios, se construyeron nuevos teatros, las compañías se organizaron y aparecieron excelentes intérpretes nacionales.
Cuba se convirtió en una plaza teatral de primer orden, pero con la discriminación y censura del artista cubano, comenzó la pugna teatral que dio los primeros pasos hacia la nacionalidad cubana.
El negrito
Para conocer bien la significación e importancia de este personaje hay que saber que fueron autores blancos quienes crearon al negrito, que fue representado por actores blancos, para público blanco, actuando en español o en bozal (el idioma parodiado), y siempre mostrando el punto de vista de la cultura esclavista.
Fue Francisco Covarrubias quien lo representó muchas veces, cantando y bailando al estilo de su nación. Covarrubias se convierte en el decano de los actores por haber sentado las bases del género vernáculo y por transformar personajes populares en criollo y dando continuidad al choteo.
Otros autores fundamentales del siglo XIX para el teatro cubano.
José María Heredia: Cambió por completo la escena teatral. Dejó diez obras de teatro y los planes y proyectos, notas y fragmentos de otras diez.
Fue el primero de los autores cubanos que se comprometió políticamente y usó el teatro como arma contra España y el primer dramaturgo americano que pretendió escribir sobre la lucha indígena contra la conquista.
José Jacinto Milanés: Sus obras reflejaron la realidad inmediata, el paisaje cubano y los hombres humildes. Obras sencillas y acriolladas con lenguaje cubano, entre ellas destacan Ojo a la finca y El mirón cubano.
La Avellaneda: Dejó veinte obras entre tragedias, comedias, dramas, adaptaciones y piezas en un acto. Su teatro conduce a la incitación bíblico-cristiana, a la grandeza hispana y a lo sentimental.
Autores y obras significativas en el teatro cubano del siglo XX
El siglo XX abrió posibilidades al talento y la creatividad, se conoce entonces la obra de Virgilio Piñera, Carlos Felipe, Rolando Ferrer y Paco Alfonso.
Teatro individualista por sus presupuestos y soluciones, elevó el lenguaje teatral por encima de lo hecho antes y se separa del teatro vernáculo sin renunciar a la búsqueda de la cubanía.
1959 trajo cambios radicales al teatro en Cuba por la posibilidad de estrenos, los distintos grupos teatrales y la labor del Seminario de Dramaturgia del Teatro Nacional, todo ello propició el surgimiento de un grupo de autores de consagrada labor.
Abelardo Estorino: Fue el más importante dramaturgo de la cultura cubana. Ganó el Premio de la crítica con su libro Teatro, en 1985, en el que recogió sus obras más destacadas hasta esa fecha y fue Premio Nacional de Literatura por su labor.
José Triana: Ganador del Premio Casa de las Américas y autor de obras como Medea en el espejo, El parque de la Fraternidad y La visita del ángel, La muerte del ñeque y La noche de los asesinos.
Antón Arrufat: Premio Nacional de Literatura, otro relevante dramaturgo. Concibió obras como El vivo al pollo , Los días llenos, El último tren y Los siete contra Tebas, Premio UNEAC 1968.
El teatro hoy
En la actualidad existen cientos de teatros en Cuba y los grupos realizan las llamadas Cruzadas teatrales moviéndose a intrincadas zonas de todo el país.
Se presentan versiones actualizadas, adaptadas y dirigidas por sus autores u otras ya que marcaron un momento importante en el desarrollo de esta manifestación artística y aunque existe una tradición teatral fuerte, no es suficientemente extendida a todo el país.