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Datos generales sobre el Valle de los Ingenios.
Denominado oficialmente como Valle de San Luis, pero más conocido como Valle de los Ingenios, se encuentra situado cerca de la Villa de Trinidad en la actual provincia de Sancti Spíritus, entre las montañas y el mar.
Se constituye además en un verdadero monumento arqueológico de la industria azucarera cubana de la etapa colonial.
La historia del valle es tan antigua como la de la ciudad. Desde tiempos inmemoriales, los habitantes autóctonos cultivaron el tabaco, lo que fue asumido por los españoles tan pronto se asentaron en el territorio.
El valle también fue sostén de la ganadería y del cultivo de frutos menores, lo que transformó a la región en uno de los asentamientos de mayores posibilidades de intercambio de la isla.
La llegada en 1655 de emigrantes españoles procedentes de Jamaica contribuyó al desarrollo de la industria azucarera en una zona que poseía óptimas condiciones para la producción de azúcar: fértiles tierras, regadas por caudalosos ríos y cercanas a puertos de embarque.
El Valle de los Ingenios y su historia.
En la primera mitad del Siglo XVIII la inversión de capitales foráneos operó como palanca impulsora para el desarrollo económico del Valle de los Ingenios.
Entre 1700 y 1750 existieron alrededor de 20 trapiches en la zona.
Ya para la segunda mitad del Siglo XVIII Trinidad define su vocación azucarera y gracias a ello se levantó como una de las poblaciones más avanzadas de la isla.
A comienzos del Siglo XIX se inicia el gran boom azucarero de la zona.
Trinidad se había convertido en una de las ciudades de mayor florecimiento económico y socio-cultural de Cuba debido al inmenso desarrollo de la industria azucarera en el Valle de los Ingenios.
Hacia 1840, las posibilidades de explotación del valle estaban agotadas, tanto en lo referente a la fertilidad de los terrenos como a las tierras disponibles.
Se produjo un éxodo de capitales hacia otras regiones.
La aparición del azúcar de remolacha en el mercado internacional provocó una desigual e insuperable competencia entre los productores cubanos y europeos.
Estos factores, conjuntamente con la crisis mundial de 1857 y el inicio de la guerra de independencia en 1868 provocaron que la ciudad iniciara una larga trayectoria de decadencia a partir de mediados del siglo XIX.
El Valle y sus obras más relevantes.
Entre los exponentes conservados de mayor riqueza en el Valle de los Ingenios podemos encontrar las casas-hacienda de los ingenios Manaca-Iznaga, Buena Vista, Delicias, Guáimaro y Magua, los cuales son ejemplos de la sobreimposición de los códigos de la arquitectura neoclásica sobre la estructura espacial típica de la casa-plantación de la colonia española.
Por otro lado aparecen las torres-campanario de San Isidro y Manaca-Iznaga, símbolos del poder clasista con aspiraciones de perpetuidad.
Las obras hidráulicas de los ingenios San Isidro y Santa Elena, con sus impresionantes muros y artesas de piedras labrada, fueron concebidos para solucionar la canalización, el drenaje de terrenos bajos y la alta salinidad.
Allí también resalta el asentamiento rural de la arquitectura vernácula de San Pedro, el cual fue fundado en el siglo XVIII por negros libertos y pequeños colonos.
Este caserío sirvió de albergue para las dotaciones de esclavos y sus construcciones estaban formadas por pequeños ranchos de mampostería y tejas, que aún se conserva en Manaca-Iznaga.
Las casas existentes en el Valle de los Ingenios constituyen exponentes del tipo de fabricación vinculada a actividades económicas, esencialmente la fabricación de azúcar.
Estas constituyen la clara interrelación entre el marco natural, las expresiones constructivas y los restos representativos de generaciones.
Datos relevantes sobre el Valle.
El 8 de diciembre de 1988, el Comité Intergubernamental de Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de la UNESCO declaró a Trinidad y su Valle de los Ingenios como Patrimonio de la Humanidad.
De esta forma, se estaba reconociendo los méritos de esta zona, la cual es un modelo eminente de un periodo histórico significativo y de un hábitat humano tradicional.
El Valle de los Ingenios se constituye en un ejemplo de la inserción del hombre en la naturaleza, sin pérdida del equilibrio ni la armonía en su unión.
Todo un complejo monumental en un marco natural, con una extensión de 253 kilómetros cuadrados y altos valores paisajísticos que guardan los testigos materiales de un modo de vida y de producción de la historia azucarera de una región privilegiada en Cuba y donde confluyeron hombres de diversas etnias y culturas que se unieron en un largo y decantador proceso que desembocó, primero en lo criollo y después definitivamente en lo cubano.